miércoles, 28 de abril de 2010

Pa habernos matao .....

El Diario Montañés. Noticia.

A 160 por hora en Vespa


El 'scooter' italiano, convertido en objeto de culto para las nuevas generaciones, protagoniza una competición de resistencia que se celebra hoy en Tarragona .

Si en 1946 alguien le hubiese dicho al ingeniero Corradino D'Ascanio que la moto que acababa de diseñar iba a ser utilizada algún día para correr en un circuito es muy posible que se hubiese puesto a reír a carcajadas. La Vespa fue concebida en plena posguerra con unas premisas que representan la antítesis de la competición: lo que quería el empresario Enrico Piaggio era un vehículo sencillo, austero y, sobre todo, económico. Pero han pasado ya 64 años y la Vespa, llamada así por su forma de avispa, no sólo sigue vigente desde el punto de vista comercial, sino que ha vuelto a la carga convertida en objeto de culto para las nuevas generaciones: los modelos restaurados de los años 80 alcanzan cotizaciones inauditas, brotan como setas nuevos clubes de vespistas y las competiciones protagonizadas por 'scooters' llenan las tribunas de los circuitos como si fuesen un GP de los Rossi, Lorenzo y compañía.


El barcelonés Luis Perales es un prejubilado que a sus 53 años aún tiene gasolina en las venas. Hoy estará en la parrilla de salida del circuito tarraconense de Calafat para tomar parte en las seis horas de resistencia de 'scooters' a lomos de una Vespa 125 PK que compró junto a un amigo. Perales anda en moto desde los 16 años y a lo largo de su vida ha tenido varias Vespas. Con un modelo 200 se fue hace tres años hasta Suiza en compañía de su mujer en un viaje de turismo en el que recorrieron más de 3.000 kilómetros en ocho días. «A mí me ha ido siempre lo de la moto y las carreras de 'scooters' son una buena manera de matar el gusanillo: es la competición más asequible y el riesgo es menor porque alcanzas velocidades más modestas que en otras categorías».

Para desguace

La Vespa con la que correrá hoy Perales, un modelo de hace un par de décadas, estaba destinada al desguace. «La tenían en una tienda para aprovechar sus piezas y decidimos comprarla hace unos meses para correr carreras», dice. Pagaron 400 euros por la moto y en su reparación han invertido otros 1.400. «Sólo hemos aprovechado el chasis y el motor, todo lo demás lo hemos cambiado. La verdad -bromea- es que no creo que haya otra modalidad del mundo del motor que te permita competir por menos de 2.000 euros».

En la carrera hay motos de serie y prototipos. Entre estos últimos se ven modelos que a buen seguro harían las delicias de cualquier ingeniero de Moto GP. Vespas a las que se ha incorporado refrigeración líquida, frenos de disco, suspensiones de gas, chasis recortados... «Hay verdaderos pepinos», dice Álex Murillo, del Team Vespa Barcelona (TVB), el club que organiza la carrera. Murillo sabe lo que dice, ya que hace un par de años formó parte del equipo que ganó la primera edición de las seis horas. «Corrimos con una Vespa 200 que había sido preparada para las competiciones que se celebraron a finales de los ochenta. Era un avión que daba el doble de potencia que un modelo normal y que en las rectas se ponía a 165 por hora». De todas formas, se apresura a puntualizar, la carrera constituye sólo una excusa para reunir a los amantes de los 'scooters'. «Al final lo que buscamos es pasar un buen rato junto a unos amigos y reunirnos todos, tanto los que corremos como el público, en una cena que se celebra después de las seis horas».

La carrera de Calafat es la punta del iceberg de un fenómeno que ha convertido de nuevo a la Vespa en icono de las últimas generaciones. Pasear a lomos de un modelo restaurado de hace tres o cuatro décadas causa furor entre los más jóvenes. Motos como la 'Primavera', una 125 cc que se empezó a fabricar a principios de los ochenta, se venden arregladas por cerca de 4.000 euros, más de lo que cuesta una Vespa nueva.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

gRaciAs pOr OpInAr